Breve historia del helado

El helado tiene orígenes tan remotos, que resulta imposible fijar lugares y momentos precisos como para poder establecer su verdadero nacimiento.

En China, en el siglo 11 a.c. fue publicado el “schiking”, refiriéndose al almacenamiento del hielo, para ser utilizado durante los meses de verano.

Según el explorador Marco Polo, que regresó a Venecia desde China en el año 1292, informó que allí se consumía, durante los meses de verano una especie de helado elaborado con hielo, leche y jugos de fruta, desde el siglo 20 a.c.

Carlo Magno, en el año 700 d.c. lo utilizaba para su ejército. En la antigua Roma, los emperadores Nerón, Augusto y Tiberio consumían helados.

También los árabes, con gran afición a todo lo dulce consumían helado, recordemos que las palabras azúcar, cassata y sorbete (sharbat) o bebida fría derivan del árabe.

El primer comercio donde se pudo consumir un helado fue en el año 1672, en la ciudad de París. Su dueño , un siciliano llamado Francesco Procopio de Coltelli lo denominó Café Procope y aún hoy existe.

En Viena, en el año 1701 ya aparecieron recetas de helado, publicados en un libro de cocina.

Los ingleses llevan el helado a Norteamérica cuyas referencias datan del año 1700.

En América del Sur, los indios también conocían el helado, usando el hielo de los Andes para su elaboración.

Con respecto a la Argentina, y según las características de nuestro típico helado artesanal puede observarse una indiscutida influencia italiana, asociado a las corrientes migratorias.

La primer máquina para fabricar helados fue inventada por la norteamericana Nancy Johnson en el año 1867 y consistía en un recipiente de estaño con paletas giratorias accionada a manivela, rodeada de un medio refrigerante como hielo o nieve.